Dentro de mi corta vida profesional, he tenido la oportunidad de practicar labores de docencia con niños, particularmente, en el área de inglés. He tenido una cantidad importante de buenos y malos momentos, esos que forjan el criterio personal, es así como hoy les contaré un pequeño relato que me acontenció un día común como otro. Los niños realizaban un ejercicio en el que tenían que resolver un crucigrama resolviendo ciertas cuestiones para llegar a las palabras adecuadas para rellenar las casillas. Como sabemos, este tipo de acertijos suelen tener la particularidad que con un error en alguna palabra no podremos continuar resolviendo el problema. Entonces, de repente veo que un grupo de niños comienzan a tener dudas y a copiarse unos con otros porque no encontraban la respuesta adecuada que ensamblara y permitiera seguir resolviendo el ejercicio, al acercarme noté que la duda correspondía a la oración "Object used to play" ("Objeto utilizado para jugar") junto a unas imágenes de un carrito, contando con un espacio de tres letras, la respuesta obvia era: "Toy" ("juguete"). La polémica surgió cuando un niño puso "Wii" y no coincidia con las demás respuestas, entonces otro alumno intentó poner "PS3" y tampoco coincidía, tuve que personalmente decirles que la respuesta era Toy, porque es lo común con lo que juegan los niños -por lo menos hasta esta era-.
Los videojuegos, la época digital, el Internet y la Televisión satelital o por cable han hecho un cambio notorio en la cultura de nuestros hermanos pequeños, nuestros hijos e inclusive en nosotros mismos que debe ser significativo para el desarrollo de las sociedades y la relación entre los individuos. El uso de los artefactos electrónicos no es algo que este mal, ni mucho menos desapruebo que los infantes a temprana edad comienzen a empaparse de ellos para convertirse en expertos a una edad avanzada. Este proceso que avanza cada vez más rápido ha creado un nuevo concepto llamado: aburrimiento infantil. Sí, lo sé, probablemente no es novedoso y lo acabo de inventar -ja, ja- pero se encuentra justificado al momento de decir que ahora los niños tienen menos oportunidad de valorar lo que tienen al alcance y prefieren aspirar a algo más de manera rápida y sencilla sin importar el esfuerzo que pueda requerir esto.
Para explicar esto con más tranquilidad podemos citar el ejemplo de un niño hace 30 años cuando con una patineta y un grupo de amigos se podían pasar horas paseando en la tabla en la calle, en un parque o algún patio, que decir de una bicicleta o una pelota, podían ser días, meses de diversión ininterrumpida. ¿Qué pasa hoy en día? Los pequeños -y algunos no tan pequeños- estamos acostumbrados a chatear, mirar televisión y jugar videojuegos y tomando como ejemplo los games, apenas estamos terminando Mario Galaxy, cuando tenemos que apurarnos porque saldrá Final Fantasy XIII, pero hay que decidir entre Dante's Inferno o el juego que compramos hace 6 años que se llamaba Perfect Dark Zero, aunque por una parte me gustaría volver a terminar Zelda: Ocarina of Time ¿Bastante familiar el caso? La verdad es que hoy en día podemos darnos el lujo de no terminar los juegos que compramos y gastarnos el 40% de nuestro sueldo de por vida en entretenimiento que probablemente no vamos a explotar en su totalidad, a diferencia de nuestros "antepasados" quienes pudieron jugar Mario Bros, MB 2 y MB 3 alrededor de 30 veces y no se cansaban de intentarlo porque probablemente su poder adquisitivo era menor o la industria no fabricaba juegos tan importantes tan seguidos. En la otra cara de la moneda, a más de uno nos ha de ocurrir que consideramos monótono y aburrido el tener los mismos juegos, aunque tengamos una biblioteca de 30 o 40 diferentes, queremos el que saldrá la próxima semana.
Retomando las palabras de un compañero en findelapartida "los videojuegos son un arte" y como tal se tiene que valorar cuando es escaso. Pongo un ejemplo: ¿Quién puede valorar más al Museo de Louvre en París, Francia: el guardia de seguridad o un turista cubano en el exilio que visita por primera vez Europa? Pienso que la respuesta es obvia. Los buenos videojuegos surgieron años atrás porque hubo tiempo de valorarlos, es decir de Metroid de NES a Metroid: Return of Samus de Gameboy pasaron seis largos años, lo que permitió consolidarse, extrañarse y que el público pidiera una secuela.
La nueva era del entretenimiento ha hecho clientes que se aburren mas rápido, exigen nuevas cosas y ya no se detienen a valorar lo que tiene, todo esto se traduce al final en un mayor nivel de exigencia y en el caso de la industria de las videojuegos las empresas desarrolladoras saturan los mercados con buenos juegos -y otros no tan buenos- que obligan a los usuarios a adquirir alrededor de 15 o 20 videojuegos que quizás no terminarán dejando de lado el concepto que algunos llaman: replay value.