A finales de noviembre del pasado año 2008, contra todo pronóstico (pues muchos preveían que aparecería a principios de 2009), fue lanzado en el mercado europeo CASTLEVANIA: Order of Eclessia, tercera entrega de la saga en la portátil de dos pantallas de Nintendo, tras Dawn of Sorrow y Portrait of Ruin. El público esperaba, sin duda, un gran título, a la altura de lo que supone pertenecer a esta mítica serie de videojuegos, que tantos años lleva a sus espaldas y tantos sistemas diferentes ha visitado. Pues bien, desde el principio un servidor os advierte: Order of Ecclesia no decepciona en absoluto, sino que va todavía más allá, presentando una obra maestra moderna, uno de esos productos que están destinados a convertirse en un clásico instantáneo. Adéntrate conmigo en el análisis si quieres conocer más...
Algo nuevo, algo antiguo...
La Orden de Ecclesia (que da nombre al juego) lleva años preparándose para enfrentarse al temible Drácula, ya que, en el periodo en el que se ambienta el presente título, ningún heredero del clan Belmont ha hecho acto de presencia para reclamar su lugar en la encarnizada lucha que tiene lugar desde hace siglos. Como gran arma que les guiará a la victoria, han diseñado Dominus, un glifo (habilidad mágica que sólo unos pocos pueden utilizar) que bebe del poder del mismísimo Conde. Barlowe, líder de la Orden, pretende que la joven Shanoa (nuestra protagonista) absorba Dominus para hacer de ella el arma definitiva, pero uno de los caballeros más importantes de la misma, Albus, opina de diferente manera y quiere hacerse con el poderoso glifo para su uso personal. Todo se torcerá cuando Albus irrumpa en la ceremonia de absorción, llevándose Dominus y dejando a Shanoa sin sus recuerdos. Sin nada que perder, la chica se lanzará a la persecución del codicioso caballero...
Como cualquier Castlevania que se precie de serlo, Order of Ecclesia cuenta con un argumento que comienza de forma sencilla pero que evoluciona a medida que se va desarrollando el juego, aportando algunos giros inesperados que nos pueden pillar por sorpresa. Sinceramente, no nos encontramos ante una trama extremadamente densa o compleja, pero sí lo suficientemente interesante como para seguir jugando, a la espera de un final que cumpla nuestras expectativas. Así pues, no nos encontraremos ante una historia digna de los mejores RPGs, pero el argumento cumple con su cometido, aunque sea como mera excusa para salir una vez más a la caza del poderoso conde Drácula. En este punto, la obra que hoy nos ocupa sigue las directrices habituales de la saga.
Donde si nos vamos a encontrar importantes cambios es en la jugabilidad y los sistemas que se han empleado para la ocasión. En parte, y como han dicho muchos, Order of Ecclesia vuelve un poco a los orígenes de la saga, haciéndonos recorrer distintas localizaciones de principio a fin antes de llegar al siempre presente castillo de Drácula (o Castlevania). De hecho, es posible que ni siquiera entremos en el mismo si optamos por conseguir el final malo (pues, como suele ser habitual en la serie, el juego cuenta con mas de un final). Sin embargo, no se ha optado por utilizar el sistema de Portrait of Ruin, en el cual, a través de distintos portales (cuadros) en el castillo accedíamos a las diferentes zonas. Aquí, contamos con un mapa que se va completando de localizaciones (de extensión variable) a media que avanzamos, y podemos acceder a cada localización de las que tenemos habilitadas seleccionándolas en el mismo. Una vez completamos un lugar, se nos desbloqueará otro, y así sucesivamente, pudiendo volver cuando queramos (ya sea por placer o porque nos quedó algo pendiente por hacer) a cada una de ellas.
Pero, para poder avanzar y obtener las localizaciones, vamos a tener que sudar la gota gorda, pues los enemigos no nos lo van a poner nada fácil (sí, ni siquiera los enemigos comunes suelen ser demasiado débiles), aunque, para enfrentarnos a ellos, contaremos con los glifos. Los glifos, como comentaba en la sinopsis del argumento, son habilidades mágicas que nos son conferidas al haberlos absorbido anteriormente, además de llevarlos equipados. Tanto podemos obtenerlos avanzando en el juego (dispersos por el mapeado), los necesarios para acabar la aventura; como podemos conseguirlos al eliminar a los enemigos donde, como es habitual, intervendrá el atributo suerte para determinar si el adversario suelta o no la habilidad, habiendo algunas especialmente difíciles de conseguir. Si quizá pensabas que se trata de un sistema parecido al de las almas presente en Dawn of Sorrow, permíteme decirte que te encuentras algo equivocado, pues en Order of Ecclesia no existen las armas (sólo las armaduras, botas, cascos y accesorios) como tal, sino que debes equiparte el glifo de espada (por ejemplo) para poder atacar con una espada, previo consumo de los puntos mágicos que necesite dicha habilidad. Esto aporta un inconveniente al ataque: no podremos dar espadazos (o hachazos, o lo que sea) si apretamos continuamente el botón y gastamos todos nuestros PMs, con lo que las batallas (incluso las más sencillas) adquieren un cierto toque estratégico y de planificación. Sin embargo, no es un hecho que ensucie la jugabilidad, pues la barra de puntos mágicos se llena lo suficientemente rápido como para que no nos quedemos vendidos demasiado tiempo.
Puede parecer raro que un juego de acción y aventura (aunque tenga algún toque rolero, como las subidas de nivel y los atributos) dependa tanto de unos puntos de magia, pero os aseguro que el sistema de glifos se encuentra correctamente implementado, haciendo que no notemos el cambio respecto a otros juegos de la saga y que no podamos echarle la culpa de nuestras posiblemente numerosas muertes (cosa de la que hablaré luego). Además, contaremos con poderosos ataques conocidos como las "uniones de glifos", que consumen corazones en lugar de puntos mágicos y consisten en fuertes magias que combinan los dos poderes que tengamos seleccionados en el momento:
Otro añadido al sistema de juego son los aldeanos. Los aldeanos son los habitantes de la única población humana que nos encontraremos en el mapa, que han sido secuestrados por Albus y esperan ser liberados y guiados hasta su pueblo por nosotros. Cada vez que liberemos a uno de ellos, una nueva profesión será ocupada (en base a la que tuvieran antes de ser raptados): sacerdote, hacedor de pociones, vendedor, herrero... con lo que es posible que no contemos con ciertas ayudas si no les salvamos primero. No obstante, los más importantes son muy fáciles de localizar, con lo que nadie se pasará por alto ninguno de vital relevancia para nuestros propósitos. Comentar también que, para obtener el final bueno, tendremos que salvarles a todos y, de no hacerlo, nos perderemos cerca de la mitad del desarrollo del juego (sí, como lo oís). Una vez rescatados, cada aldeano nos propondrá una serie de búsquedas opcionales que deberemos ir cumpliendo una a una para obtener beneficios tales como sumas de dinero, nuevo equipamiento o productos en la tienda, etc. Decir que no todas se podrán cumplir durante el avance normal, y que puede que tengamos que dedicar bastante tiempo para obtener algunos objetos o completar algunas.
Antes hablaba de dificultad y de muertes, y lo hacía porque fácilmente se pueden convertir en el pan nuestro de cada día. Order of Eclessia vuelve a los tiempos en los que pasarnos un juego nos costaba sangre, sudor y lágrimas, resultando exigente para el jugador, aunque muy satisfactorio cada vez que superamos uno de los muchos retos que nos propone. Ya muchos de los enemigos comunes nos puede significar una muerte si no andamos con cuidado, pero es que los jefes finales son harina de otro costal. Por poder compararlos con algo, los compararía con los jefes de la saga Megaman: son difíciles, algunos desesperantes, y tendremos que aprendernos sus rutinas, cada uno de sus movimientos y sus debilidades para poder tener oportunidades contra ellos (a parte de ir bien cargados de pociones y objetos para recuperar la salud). Por ello, este juego no está hecho para aquellos que se fustren fácilmente ni para los no iniciados porque, ya en su modo normal, es bastante complicado. Sin embargo, a base de paciencia (algunos jefes nos pueden llevar una docena de muertes o más) esfuerzo y práctica, creo que cualquier jugador medio puede pasarse el juego en dificultad media, pues no es imposible.
En cuanto a su aspecto técnico, Order of Ecclesia es toda una delicia. Gráficamente, un servidor pensaba que no podía andar muy lejos de las dos versiones anteriores para DS, pero andaba equivocado: este nuevo CASTLEVANIA se muestra mucho más sólido, más preciosista, consiguiendo estar un escalón por encima de los anteriores para la portátil. Las animaciones responden sin problemas, sólo dándose alguna mínima ralentización cuando hay demasiados elementos en pantalla (cosa que casi nunca pasa, aunque se muestren numerosos enemigos), mientras que los fondos se encuentran a un nivel altísimo, siendo toda una maravilla admirarlos. En el apartado sonoro, nos encontramos con antiguas melodías remezcladas, así como con nuevas composiciones que, si bien no llegan al nivel de las obras maestras de la saga, son dignas pertenecientes a la misma.
Conclusiones
Algo nuevo, algo antiguo...
La Orden de Ecclesia (que da nombre al juego) lleva años preparándose para enfrentarse al temible Drácula, ya que, en el periodo en el que se ambienta el presente título, ningún heredero del clan Belmont ha hecho acto de presencia para reclamar su lugar en la encarnizada lucha que tiene lugar desde hace siglos. Como gran arma que les guiará a la victoria, han diseñado Dominus, un glifo (habilidad mágica que sólo unos pocos pueden utilizar) que bebe del poder del mismísimo Conde. Barlowe, líder de la Orden, pretende que la joven Shanoa (nuestra protagonista) absorba Dominus para hacer de ella el arma definitiva, pero uno de los caballeros más importantes de la misma, Albus, opina de diferente manera y quiere hacerse con el poderoso glifo para su uso personal. Todo se torcerá cuando Albus irrumpa en la ceremonia de absorción, llevándose Dominus y dejando a Shanoa sin sus recuerdos. Sin nada que perder, la chica se lanzará a la persecución del codicioso caballero...
Como cualquier Castlevania que se precie de serlo, Order of Ecclesia cuenta con un argumento que comienza de forma sencilla pero que evoluciona a medida que se va desarrollando el juego, aportando algunos giros inesperados que nos pueden pillar por sorpresa. Sinceramente, no nos encontramos ante una trama extremadamente densa o compleja, pero sí lo suficientemente interesante como para seguir jugando, a la espera de un final que cumpla nuestras expectativas. Así pues, no nos encontraremos ante una historia digna de los mejores RPGs, pero el argumento cumple con su cometido, aunque sea como mera excusa para salir una vez más a la caza del poderoso conde Drácula. En este punto, la obra que hoy nos ocupa sigue las directrices habituales de la saga.
Donde si nos vamos a encontrar importantes cambios es en la jugabilidad y los sistemas que se han empleado para la ocasión. En parte, y como han dicho muchos, Order of Ecclesia vuelve un poco a los orígenes de la saga, haciéndonos recorrer distintas localizaciones de principio a fin antes de llegar al siempre presente castillo de Drácula (o Castlevania). De hecho, es posible que ni siquiera entremos en el mismo si optamos por conseguir el final malo (pues, como suele ser habitual en la serie, el juego cuenta con mas de un final). Sin embargo, no se ha optado por utilizar el sistema de Portrait of Ruin, en el cual, a través de distintos portales (cuadros) en el castillo accedíamos a las diferentes zonas. Aquí, contamos con un mapa que se va completando de localizaciones (de extensión variable) a media que avanzamos, y podemos acceder a cada localización de las que tenemos habilitadas seleccionándolas en el mismo. Una vez completamos un lugar, se nos desbloqueará otro, y así sucesivamente, pudiendo volver cuando queramos (ya sea por placer o porque nos quedó algo pendiente por hacer) a cada una de ellas.
Pero, para poder avanzar y obtener las localizaciones, vamos a tener que sudar la gota gorda, pues los enemigos no nos lo van a poner nada fácil (sí, ni siquiera los enemigos comunes suelen ser demasiado débiles), aunque, para enfrentarnos a ellos, contaremos con los glifos. Los glifos, como comentaba en la sinopsis del argumento, son habilidades mágicas que nos son conferidas al haberlos absorbido anteriormente, además de llevarlos equipados. Tanto podemos obtenerlos avanzando en el juego (dispersos por el mapeado), los necesarios para acabar la aventura; como podemos conseguirlos al eliminar a los enemigos donde, como es habitual, intervendrá el atributo suerte para determinar si el adversario suelta o no la habilidad, habiendo algunas especialmente difíciles de conseguir. Si quizá pensabas que se trata de un sistema parecido al de las almas presente en Dawn of Sorrow, permíteme decirte que te encuentras algo equivocado, pues en Order of Ecclesia no existen las armas (sólo las armaduras, botas, cascos y accesorios) como tal, sino que debes equiparte el glifo de espada (por ejemplo) para poder atacar con una espada, previo consumo de los puntos mágicos que necesite dicha habilidad. Esto aporta un inconveniente al ataque: no podremos dar espadazos (o hachazos, o lo que sea) si apretamos continuamente el botón y gastamos todos nuestros PMs, con lo que las batallas (incluso las más sencillas) adquieren un cierto toque estratégico y de planificación. Sin embargo, no es un hecho que ensucie la jugabilidad, pues la barra de puntos mágicos se llena lo suficientemente rápido como para que no nos quedemos vendidos demasiado tiempo.
Puede parecer raro que un juego de acción y aventura (aunque tenga algún toque rolero, como las subidas de nivel y los atributos) dependa tanto de unos puntos de magia, pero os aseguro que el sistema de glifos se encuentra correctamente implementado, haciendo que no notemos el cambio respecto a otros juegos de la saga y que no podamos echarle la culpa de nuestras posiblemente numerosas muertes (cosa de la que hablaré luego). Además, contaremos con poderosos ataques conocidos como las "uniones de glifos", que consumen corazones en lugar de puntos mágicos y consisten en fuertes magias que combinan los dos poderes que tengamos seleccionados en el momento:
Otro añadido al sistema de juego son los aldeanos. Los aldeanos son los habitantes de la única población humana que nos encontraremos en el mapa, que han sido secuestrados por Albus y esperan ser liberados y guiados hasta su pueblo por nosotros. Cada vez que liberemos a uno de ellos, una nueva profesión será ocupada (en base a la que tuvieran antes de ser raptados): sacerdote, hacedor de pociones, vendedor, herrero... con lo que es posible que no contemos con ciertas ayudas si no les salvamos primero. No obstante, los más importantes son muy fáciles de localizar, con lo que nadie se pasará por alto ninguno de vital relevancia para nuestros propósitos. Comentar también que, para obtener el final bueno, tendremos que salvarles a todos y, de no hacerlo, nos perderemos cerca de la mitad del desarrollo del juego (sí, como lo oís). Una vez rescatados, cada aldeano nos propondrá una serie de búsquedas opcionales que deberemos ir cumpliendo una a una para obtener beneficios tales como sumas de dinero, nuevo equipamiento o productos en la tienda, etc. Decir que no todas se podrán cumplir durante el avance normal, y que puede que tengamos que dedicar bastante tiempo para obtener algunos objetos o completar algunas.
Antes hablaba de dificultad y de muertes, y lo hacía porque fácilmente se pueden convertir en el pan nuestro de cada día. Order of Eclessia vuelve a los tiempos en los que pasarnos un juego nos costaba sangre, sudor y lágrimas, resultando exigente para el jugador, aunque muy satisfactorio cada vez que superamos uno de los muchos retos que nos propone. Ya muchos de los enemigos comunes nos puede significar una muerte si no andamos con cuidado, pero es que los jefes finales son harina de otro costal. Por poder compararlos con algo, los compararía con los jefes de la saga Megaman: son difíciles, algunos desesperantes, y tendremos que aprendernos sus rutinas, cada uno de sus movimientos y sus debilidades para poder tener oportunidades contra ellos (a parte de ir bien cargados de pociones y objetos para recuperar la salud). Por ello, este juego no está hecho para aquellos que se fustren fácilmente ni para los no iniciados porque, ya en su modo normal, es bastante complicado. Sin embargo, a base de paciencia (algunos jefes nos pueden llevar una docena de muertes o más) esfuerzo y práctica, creo que cualquier jugador medio puede pasarse el juego en dificultad media, pues no es imposible.
En cuanto a su aspecto técnico, Order of Ecclesia es toda una delicia. Gráficamente, un servidor pensaba que no podía andar muy lejos de las dos versiones anteriores para DS, pero andaba equivocado: este nuevo CASTLEVANIA se muestra mucho más sólido, más preciosista, consiguiendo estar un escalón por encima de los anteriores para la portátil. Las animaciones responden sin problemas, sólo dándose alguna mínima ralentización cuando hay demasiados elementos en pantalla (cosa que casi nunca pasa, aunque se muestren numerosos enemigos), mientras que los fondos se encuentran a un nivel altísimo, siendo toda una maravilla admirarlos. En el apartado sonoro, nos encontramos con antiguas melodías remezcladas, así como con nuevas composiciones que, si bien no llegan al nivel de las obras maestras de la saga, son dignas pertenecientes a la misma.
Conclusiones
Puntos fuertes:
+Los enfrentamientos contra los jefes finales, difíciles pero espectaculares, contándose entre ellos algunos de los más desafiantes y apasionantes que un servidor ha disfrutado nunca.
+Su legendaria jugabilidad, que consigue implementar un sistema de juego que mezcla lo nuevo y antiguo a la perfección, haciéndolo divertido, adictivo a más no poder, muy controlable y satisfactorio, a pesar de su dificultad.
Puntos débiles:
-Que esa misma dificultad te haga dejar de lado este título.
-Por pedirle algo más, que su argumento no sea un poco más complejo.
Sin lugar a dudas, nos encontramos ante un título excelente, que merece ser disfrutado por cualquier poseedor de la DS que se atreva con él, pues un análisis escrito nunca le hará justicia a su enorme jugabilidad. Para mí, uno de los cinco mejores juegos que he tenido la oportunidad de probar en mi pequeña de dos pantallas, al tiempo que uno de los mejores que ha salido este año en cualquier plataforma. Si no te asusta su dificultad (ánimo, que se puede completar), es uno de los más recomendables que puedes encontrar ahora.
+Su legendaria jugabilidad, que consigue implementar un sistema de juego que mezcla lo nuevo y antiguo a la perfección, haciéndolo divertido, adictivo a más no poder, muy controlable y satisfactorio, a pesar de su dificultad.
Puntos débiles:
-Que esa misma dificultad te haga dejar de lado este título.
-Por pedirle algo más, que su argumento no sea un poco más complejo.
Sin lugar a dudas, nos encontramos ante un título excelente, que merece ser disfrutado por cualquier poseedor de la DS que se atreva con él, pues un análisis escrito nunca le hará justicia a su enorme jugabilidad. Para mí, uno de los cinco mejores juegos que he tenido la oportunidad de probar en mi pequeña de dos pantallas, al tiempo que uno de los mejores que ha salido este año en cualquier plataforma. Si no te asusta su dificultad (ánimo, que se puede completar), es uno de los más recomendables que puedes encontrar ahora.