Tras años de ver cantidades industriales de juegos pasar por nuestra pantalla, el sentido de la sorpresa se va adormeciendo en los gamers, producto del acostumbramiento y de la política de los grandes desarrolladores de “no arregles algo si no está roto”. Pero de vez en cuando surgen juegos que nos vuelven a sorprender, como cuando éramos chicos y recién conocíamos este apasionante mundo del entretenimiento electrónico. Scribblenauts pretende innovar y divertirnos a la vez, y eso no es poco, en tiempos en los que la creatividad no está de moda.
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Scribblenauts en un juego que mezcla plataformas y puzzles, pero con la novedad de poder “invocar” casi cualquier elemento que nos imaginemos tan sólo con escribirlo en un teclado que aparece en la pantalla táctil. Y es éste el punto en el que destaca con brillantez suprema este título que supo atraer la atención de la prensa especializada en la última E3 por sobre muchos otros juegos de consolas de mesa, algo que nunca había ocurrido con un juego para portátiles. El juego contiene cerca de 10.000 ítems, muchos sumamente útiles que serán frecuentemente invocados, más otros que están puestos como una simple curiosidad, como relleno o para lograr efectos locos y bizarros. En este sentido Scribblenauts es único en su género y nos permite decir que es comienzo de un estilo, tal como fueron en su momento Tetris o Doom y por lo cual oiremos hablar de el durante mucho tiempo.
¿Usted necesitaba un taxi?
El juego empieza con un claro tutorial que nos enseña las bases del juego y con el cual comenzamos a darnos cuenta del potencial que la idea tiene en cuanto al gameplay. Es fácil comenzar invocando elementos básicos y familiares pero casi instintivamente surge la necesidad de experimentar con otros ítems, para ver que pasa si juntamos X cosa con Z cosa y a todo eso lo cubrimos con Y cosa. Si, el juego tiene sus límites lógicos y necesarios, como no poder invocar marcas registradas, cosas obscenas o bebídas alcohólicas....pero eso no es un freno para que seamos testigos de escenas ridículas y descabelladas que nos harán caernos al suelo de risa. Es inevitable estar casi todo el tiempo con una sonrisa mientras jugamos, pensando en qué ocurrirá sí pongo a interactuar una momia con un lanzallamas o atar un ventilador a un pingüíno sobre una mesa hecha con vigas pegadas con cola, que a su vez están sostenidas por botellas de leche. La teoría del caos se hace presente todo el tiempo ya que el juego posee un motor de físicas sencillo pero eficiente, y la mayoría de los personajes tienen una IA predeterminada que hará que reaccionen de distintas maneras frente a los mismos elementos. ¿Un minotauro? ¿un maremoto? ¿un helicóptero? ¿una tortilla? ¿un T-rex? Practicamente todo lo que nos imaginemos puede ser invocado y usado con resultados en su mayoría imprevisibles y desopilantes. El único límite que debemos respetar es impuesto por una barra que se llena a medida que pedimos elementos, pero en el caso de que ésta se llene simplemente debemos arrastrar los item innecesarios hacia un tacho de basura ubicado en la pantalla táctil.
Tengo hambreeee!!
Tenemos dos tipos de niveles, por un lado los puzzles en los que nuestro personaje llamado Maxwell tiene que resolver problemas diversos tales como “salvar a la princesa pero sin dañar al dragón” o “matar las hormigas pero sin molestar al hippie”, los cuales una vez resueltos nos dan una “Starite”, una estrella a modo de trofeo. Según la forma en la que resolvimos el nivel seremos recompensados con “méritos”, ya sea por usar elementos nuevos, por no haber matado a ningún ser y/o por pirómanos. También seremos premiados según el tiempo que tardamos y la cantidad de elementos usados, ya que cada nivel tiene un “par” similar al que se usa en el golf, esto significa que si el ideal de elementos a usar para resolverlo (el par) es 4 y nosotros usamos 3 estaremos “bajo par” por lo que recibiremos un bonus. Estos puntos se traducen en “Ólares”, dinero que podemos usar para desbloquear los siguientes niveles o comprar músicas de fondo y otros elementos coleccionables.
El otro tipo de niveles son los de plataformas, en los cuales debemos ir desde un punto de inicio hasta otro final, donde se encuentra la “Starite” que debemos recoger, usando para esto el método que se nos ocurra y los elementos que consideremos necesarios. En este modo obtendremos puntos de la misma manera en que los obtenemos en el modo puzzle, por lo cual son una buena y divertida opción si estamos escasos de “Ólares”. Si estos modos nos resultan cortos, tenemos la chance de hacer puzzles propios con un sencillo editor que nos permite usar escenarios prefijados, agregando los elementos que se nos ocurran, así como establecer la conducta de los personajes y su actitud, poner ayudas y por último, ubicar la “starite” que nos permitirá terminar el nivel. Una vez grabado podemos compartirlo via Wi-Fi local o subirlo online para que otros lo jueguen.
¡¡Mamá, que miedo!!
Los gráficos del juego son toscos y de estilo “cartoon”, con la clara intención de quitarle trabajo al procesador de la DS por un lado, y para hacerlo más cómico y encantadores a la vista dado el estilo de juego por el otro. Pero más allá del pequeño tamaño de los sprites, todos los ítems son absolutamente reconocibles a primera vista, lo cual brinda una satisfacción ya que su uso se basa en la intuición pura, si bien muchas veces nos encontraremos con resultados inesperados, lo cual contrariamente a lo que uno piensa le da más posibilidades a lo que ya de por sí es un juego con mínimos límites. Sin embargo, el juego tiene un solo “pero” importante que hace que no sea un juego perfecto, y se refiere al control de nuestro personaje Maxwell. Todo el juego se controla con el lápiz táctil, por lo cual muchas veces nos encontraremos con la situación de querer tocar en un lugar para mover algun ítem que estemos preparando o de una trampa y por tocar un par de píxeles fuera de éste Maxwell saldrá corriendo como loco arruinándonos la estrategia. O ciertos ítems como la cuerda que se mueven muy rápido o aquellos que por su ínfimo tamaño son difíciles de seleccionar, los cuáles pueden hacernos perder preciosos segundos cuando se trata de puzzles en los cuales el tiempo es crucial. Sin embargo, esta falla se contrarrestra con el tremendo encanto que tiene perder , el cual es casi tan grande como el de ganar un nivel, pero sin duda alguna molesta en ciertos niveles que son difíciles de pasar.
A casita con el pino....
Como dijimos antes, estamos ante un juego totalmente loco y fuera de lo común, que nos proporcionará infinitas horas de diversión y risas, ya que es un juego que puede jugar tanto el gamer más enfermo como a los jugadores casuales que quieren experimentar con la mezcla de ítems. El valor de rejugabilidad es sumamente alto ya que al charlar con otros que hayan jugado los mismos níveles, encontraremos una gran cantidad de distintas posibles soluciones al mismo puzzle, las cuales en muchos casos sonarán descabelladas pero al ser puestas en práctica funcionan. Así de sencillo y así de ambicioso es Scribblenauts. Para aquellos que están en la búsqueda de originalidad, buenas ideas y adicción antes que sólo buenos gráficos y sonido les puedo decir que éste es su juego. Sin duda un imprescindible para todo poseedor de una Nintendo DS y uno de las mejores y más divertidas experiencias, no sólo hablando de portátiles, sino de videojuegos en general.
Puntaje Final: 9.5
Publicado por Lord Khyron para Fin de la Partida y Sociedad Gamer