En noviembre del pasado año 2008, llegaba a España la séptima (si seguimos el orden numérico) y última (hasta el momento) entrega de una saga mítica para tantos y tantos jugadores: Metal Slug. Lejos de aparecer editada en máquina recreativa o en alguna de las consolas consideradas "mayores", esta versión ha sido distribuida en exclusiva para Nintendo DS, imagino que para aprovechar el tirón comercial que la portátil de doble pantalla tiene y para evitar la triste decadencia en la que, desgraciadamente, está inmerso el sector del arcade en estos tiempos. Con un poco de retraso respecto a su salida, me dispongo a contaros lo que nos ofrece este METAL SLUG 7.
Y van 7...
Básicamente, la legendaria serie Metal Slug siempre nos ha ofrecido acción directa, entretenida y paródica, con una impresionante jugabilidad que lleva la adicción a cuotas insospechadas. Como no podía ser de otra forma, en esta ocasión se repite la fórmula. Por si algún despistado no conoce la saga o no está al tanto, os cuento brevemente de qué va el tema: nos encontramos ante un juego de la vieja escuela, un título de acción en dos dimensiones donde la habilidad del jugador prima por encima de todo. Así, iremos avanzando por diferentes fases (hasta un total de 7) pudiendo movernos a izquierda o derecha, siendo esta última dirección la que nos permitirá avanzar por lo general por el escenario. A nuestro encuentro saldrán auténticas hordas de enemigos, desde soldados a máquinas realmente complejas y grandes, a los que tendremos que derrotar con la ayuda de nuestras armas (pistola básica con balas infinitas y varias diferentes que se recogen a modo de power-up y tienen munición limitada, así como las granadas) y diversos vehículos. Cuando hayamos avanzado lo suficiente, llegaremos al enemigo final de fase, un desafío normalmente mucho más complejo y difícil de abatir. Y así en todas las fases. Así de simple... y de adictivo.
Ponerse a los mandos de una Nintendo DS (así como lo hicimos antes en las máquinas arcade o en otras plataformas) es una delicia, con un sistema de juego sencillo pero que depara una jugabilidad brillante. La cruceta para movernos, agacharnos o apuntar hacia arriba, un botón de disparo, otro para lanzar granadas (también en número limitado), uno más para saltar y otro para cambiar entre dos armas distintas que tengamos almacenadas, amén de otro botón que nos servirá para realizar alguna acción especial (como un ataque cuerpo a cuerpo o el accionamiento de palancas, en combinación con el resto de botones). Se explica en 5 líneas y realmente no cuesta más de 5 segundos hacerse con él, gracias a lo sencillo, intuitivo y jugable que es, aunque llegar a dominar el juego y cada una de sus fases es otro cantar.
Y es que su enorme dificultad es uno de los aspectos que han hecho mítica a esta saga. Bajo ese sencillo planteamiento y el accesible sistema de control, se esconde uno de las series más complicadas que os hayáis podido echar a la cara. No perder una vida (ya que, a no ser que vayas subido en un vehículo, el más mínimo impacto acabará contigo) entre el mar de balas, bombas y enemigos que a veces es la pantalla resulta realmente complicado. Realmente exige una enorme concentración, así como experiencia y memoria para recordar donde nos va a aparecer cada enemigo y cada disparo; sólo de esta manera nos durará algo las escasas tres vidas de las que disponemos. Suerte que contaremos con unas cuantas continuaciones, porque si no se convierte en una tarea complicada para principiantes. Y luego están los jefes finales: auténticas bestias mecánicas dispuestas a hacerte la vida imposible con rutinas de ataque letales y donde a veces parece imposible que exista un resquicio en el que protegerte para no perder una preciada vida. Y sin embargo, os puedo asegurar que esta dificultad te empuja más a seguir jugando, a avanzar cada vez hasta más lejos con las mismas vidas, o a intentar superar cada una de sus fases sin perder ni una sola. Te reta y te desafía, radicando en este apartado gran parte de su encanto.
No obstante, en esta ocasión, y con ánimo de hacer las cosas más fáciles, se han añadido una serie de elementos que ayudan al jugador. En el modo principal contaremos con tres modos de dificultad a priori: principiante, normal y difícil. Debo decir que el principiante es un paseo para cualquiera que tenga experiencia con esta saga, con la Heavy Machine Gun (o H) como arma básica (y munición ilimitada), así como menos presencia de enemigos, más créditos para poder continuar, menor daño a los vehículos cuando recibes un impacto o necesidad de impactar menos a los rivales para abatirlos, así como mayor aparición de armas poderosas y con más munición. En el normal ya se nota la dificultad característica de la serie, aunque me ha parecido más baja que en otras ocasiones, quedando el difícil como auténtico reto a superar para los amantes de Metal Slug. A disminuir la dificultad (en cualquiera de los modos) contribuye el hecho de que podamos escoger la fase en la que queremos comenzar a jugar, siempre que la hayamos superado primero en alguno de los niveles de dificultad.
Además de estos añadidos, útiles por tener que adaptar el juego a un sistema portátil, en el que se presuponen partidas más breves, se han incluido algunos extras más. El primero de ellos (y quizá más llamativo) es la Academia de combate, donde deberemos superar una serie de pruebas (recoger objetos, acabar con todos los enemigos sin poder utilizar armas secundarias, pasar el nivel en el menor tiempo posible) en cada una de las fases (a medida que las vayamos superando en el modo principal). Según como lo hagamos, obtendremos más o menos puntos, con los que iremos escalando de rango dentro del ejército (y obteniendo más confianza por parte de la atractiva instructora, dicho sea de paso xD). Os puedo asegurar que puede llegar a ser realmente desafiante, pues muchos de los retos son complicados y habrá que ser realmente buenos para obtener buenas puntuaciones. Este modo, junto con los ránkings de puntos y tiempo del modo principal, así como la lista de prisioneros a salvar (que sólo contabilizarán si llegamos a superar la fase sin morir después de haberlos rescatado), son los alicientes que auguran un tiempo de vida más largo para el cartucho, siempre que te guste superar puntuaciones y tiempos o seas amigo de completar un juego al 100%.
Hasta aquí todo parece perfecto, disfrutable e igual que siempre... y ése es el mayor problema del juego. Su fórmula está repetida hasta la saciedad en la saga, por muy adictiva y entretenida que sea, sin apenas cambios que atisben novedades significativas. Es como si jugásemos a lo mismo de siempre, sólo que en nuevos niveles. Y aunque pueda ser bueno no tocar lo que ya es notable de por sí, en este caso juega en su contra. Me explico. METAL SLUG 7 me ha recordado sobremanera (y eso que no la jugué mucho) a su sexta entrega numérica. Personalmente pienso que, después de Metal Slug 3 (el último que realizó la antigua SNK), la saga perdió parte de su carisma y encanto, en manos de una SNK Playmore que no ha sabido mejorar (y ni siquiera mantener) la calidad inherente a estos títulos. Así pues, esta séptima entrega numérica (y el resto desde la cuarta, en mi opinión) no llega a la calidad que pudimos ver en la segunda parte (y en su revisión, Metal Slug X) y en la tercera, los auténticos pesos pesados de la franquicia para mi gusto. Es triste, pero no podemos considerar a una nueva entrega la repera cuando, hace 10 años, salió una entrega de la misma saga que la supera en calidad.
Y no puedo acabar este análisis sin comentar el apartado técnico, aunque sepamos de sobra que se trata de un aspecto de menor importancia en la serie, en detrimento de su enorme jugabilidad. Gráficamente, METAL SLUG 7 se muestra como de costumbre, sólido, colorido (aunque quizá no tanto como otras entregas) y vistoso, con unas preciosas dos dimensiones, aunque no sea el culmen del estilo. Para mi gusto, destaca el paisaje de la cuarta fase, que se distancia bastante de los que vemos en el resto del juego y de los vistos en la saga en general. No notaremos ralentizaciones, salvo en alguna ocasión (rara) en la que se junten más elementos de los que se puede llevar de forma óptima, aunque ya digo, pasa muy pocas veces. En cuanto al sonido, nos encontramos ante los mismos (y acertados) efectos de siempre, así como unas melodías reconocibles por cualquier fan de la saga así como alguna nueva que no desentona en demasía con el conjunto.
Y van 7...
Básicamente, la legendaria serie Metal Slug siempre nos ha ofrecido acción directa, entretenida y paródica, con una impresionante jugabilidad que lleva la adicción a cuotas insospechadas. Como no podía ser de otra forma, en esta ocasión se repite la fórmula. Por si algún despistado no conoce la saga o no está al tanto, os cuento brevemente de qué va el tema: nos encontramos ante un juego de la vieja escuela, un título de acción en dos dimensiones donde la habilidad del jugador prima por encima de todo. Así, iremos avanzando por diferentes fases (hasta un total de 7) pudiendo movernos a izquierda o derecha, siendo esta última dirección la que nos permitirá avanzar por lo general por el escenario. A nuestro encuentro saldrán auténticas hordas de enemigos, desde soldados a máquinas realmente complejas y grandes, a los que tendremos que derrotar con la ayuda de nuestras armas (pistola básica con balas infinitas y varias diferentes que se recogen a modo de power-up y tienen munición limitada, así como las granadas) y diversos vehículos. Cuando hayamos avanzado lo suficiente, llegaremos al enemigo final de fase, un desafío normalmente mucho más complejo y difícil de abatir. Y así en todas las fases. Así de simple... y de adictivo.
Ponerse a los mandos de una Nintendo DS (así como lo hicimos antes en las máquinas arcade o en otras plataformas) es una delicia, con un sistema de juego sencillo pero que depara una jugabilidad brillante. La cruceta para movernos, agacharnos o apuntar hacia arriba, un botón de disparo, otro para lanzar granadas (también en número limitado), uno más para saltar y otro para cambiar entre dos armas distintas que tengamos almacenadas, amén de otro botón que nos servirá para realizar alguna acción especial (como un ataque cuerpo a cuerpo o el accionamiento de palancas, en combinación con el resto de botones). Se explica en 5 líneas y realmente no cuesta más de 5 segundos hacerse con él, gracias a lo sencillo, intuitivo y jugable que es, aunque llegar a dominar el juego y cada una de sus fases es otro cantar.
Y es que su enorme dificultad es uno de los aspectos que han hecho mítica a esta saga. Bajo ese sencillo planteamiento y el accesible sistema de control, se esconde uno de las series más complicadas que os hayáis podido echar a la cara. No perder una vida (ya que, a no ser que vayas subido en un vehículo, el más mínimo impacto acabará contigo) entre el mar de balas, bombas y enemigos que a veces es la pantalla resulta realmente complicado. Realmente exige una enorme concentración, así como experiencia y memoria para recordar donde nos va a aparecer cada enemigo y cada disparo; sólo de esta manera nos durará algo las escasas tres vidas de las que disponemos. Suerte que contaremos con unas cuantas continuaciones, porque si no se convierte en una tarea complicada para principiantes. Y luego están los jefes finales: auténticas bestias mecánicas dispuestas a hacerte la vida imposible con rutinas de ataque letales y donde a veces parece imposible que exista un resquicio en el que protegerte para no perder una preciada vida. Y sin embargo, os puedo asegurar que esta dificultad te empuja más a seguir jugando, a avanzar cada vez hasta más lejos con las mismas vidas, o a intentar superar cada una de sus fases sin perder ni una sola. Te reta y te desafía, radicando en este apartado gran parte de su encanto.
No obstante, en esta ocasión, y con ánimo de hacer las cosas más fáciles, se han añadido una serie de elementos que ayudan al jugador. En el modo principal contaremos con tres modos de dificultad a priori: principiante, normal y difícil. Debo decir que el principiante es un paseo para cualquiera que tenga experiencia con esta saga, con la Heavy Machine Gun (o H) como arma básica (y munición ilimitada), así como menos presencia de enemigos, más créditos para poder continuar, menor daño a los vehículos cuando recibes un impacto o necesidad de impactar menos a los rivales para abatirlos, así como mayor aparición de armas poderosas y con más munición. En el normal ya se nota la dificultad característica de la serie, aunque me ha parecido más baja que en otras ocasiones, quedando el difícil como auténtico reto a superar para los amantes de Metal Slug. A disminuir la dificultad (en cualquiera de los modos) contribuye el hecho de que podamos escoger la fase en la que queremos comenzar a jugar, siempre que la hayamos superado primero en alguno de los niveles de dificultad.
Además de estos añadidos, útiles por tener que adaptar el juego a un sistema portátil, en el que se presuponen partidas más breves, se han incluido algunos extras más. El primero de ellos (y quizá más llamativo) es la Academia de combate, donde deberemos superar una serie de pruebas (recoger objetos, acabar con todos los enemigos sin poder utilizar armas secundarias, pasar el nivel en el menor tiempo posible) en cada una de las fases (a medida que las vayamos superando en el modo principal). Según como lo hagamos, obtendremos más o menos puntos, con los que iremos escalando de rango dentro del ejército (y obteniendo más confianza por parte de la atractiva instructora, dicho sea de paso xD). Os puedo asegurar que puede llegar a ser realmente desafiante, pues muchos de los retos son complicados y habrá que ser realmente buenos para obtener buenas puntuaciones. Este modo, junto con los ránkings de puntos y tiempo del modo principal, así como la lista de prisioneros a salvar (que sólo contabilizarán si llegamos a superar la fase sin morir después de haberlos rescatado), son los alicientes que auguran un tiempo de vida más largo para el cartucho, siempre que te guste superar puntuaciones y tiempos o seas amigo de completar un juego al 100%.
Hasta aquí todo parece perfecto, disfrutable e igual que siempre... y ése es el mayor problema del juego. Su fórmula está repetida hasta la saciedad en la saga, por muy adictiva y entretenida que sea, sin apenas cambios que atisben novedades significativas. Es como si jugásemos a lo mismo de siempre, sólo que en nuevos niveles. Y aunque pueda ser bueno no tocar lo que ya es notable de por sí, en este caso juega en su contra. Me explico. METAL SLUG 7 me ha recordado sobremanera (y eso que no la jugué mucho) a su sexta entrega numérica. Personalmente pienso que, después de Metal Slug 3 (el último que realizó la antigua SNK), la saga perdió parte de su carisma y encanto, en manos de una SNK Playmore que no ha sabido mejorar (y ni siquiera mantener) la calidad inherente a estos títulos. Así pues, esta séptima entrega numérica (y el resto desde la cuarta, en mi opinión) no llega a la calidad que pudimos ver en la segunda parte (y en su revisión, Metal Slug X) y en la tercera, los auténticos pesos pesados de la franquicia para mi gusto. Es triste, pero no podemos considerar a una nueva entrega la repera cuando, hace 10 años, salió una entrega de la misma saga que la supera en calidad.
Y no puedo acabar este análisis sin comentar el apartado técnico, aunque sepamos de sobra que se trata de un aspecto de menor importancia en la serie, en detrimento de su enorme jugabilidad. Gráficamente, METAL SLUG 7 se muestra como de costumbre, sólido, colorido (aunque quizá no tanto como otras entregas) y vistoso, con unas preciosas dos dimensiones, aunque no sea el culmen del estilo. Para mi gusto, destaca el paisaje de la cuarta fase, que se distancia bastante de los que vemos en el resto del juego y de los vistos en la saga en general. No notaremos ralentizaciones, salvo en alguna ocasión (rara) en la que se junten más elementos de los que se puede llevar de forma óptima, aunque ya digo, pasa muy pocas veces. En cuanto al sonido, nos encontramos ante los mismos (y acertados) efectos de siempre, así como unas melodías reconocibles por cualquier fan de la saga así como alguna nueva que no desentona en demasía con el conjunto.
Conclusiones
Puntos fuertes:
+Su increíble jugabilidad, todo un sueño de entretenimiento, diversión y adicción directa y sin complicaciones.
+Lo retante que puede llegar a ser en los niveles más altos de dificultad. Lejos de frustrarte, te incentiva a seguir jugando.
Puntos débiles:
-Que siga manteniendo la misma fórmula desde hace tantos años y tantas entregas, dando la sensación de que es lo mismo de siempre.
-Que no tenga el encanto de las primeras versiones de la serie, las desarrolladas por la mítica SNK.
En resumen, nos encontramos ante un buen juego, que objetivamente no puede llegar a estar mejor valorado por pertenecer a la saga que pertenece y quedar lejos de los estándares de calidad de las primeras entregas. Aún así, sabrá satisfacer a los aficionados de siempre, con todos los elementos propios incluidos en él y puede ser un buen comienzo para los que desconozcan la saga.
+Lo retante que puede llegar a ser en los niveles más altos de dificultad. Lejos de frustrarte, te incentiva a seguir jugando.
Puntos débiles:
-Que siga manteniendo la misma fórmula desde hace tantos años y tantas entregas, dando la sensación de que es lo mismo de siempre.
-Que no tenga el encanto de las primeras versiones de la serie, las desarrolladas por la mítica SNK.
En resumen, nos encontramos ante un buen juego, que objetivamente no puede llegar a estar mejor valorado por pertenecer a la saga que pertenece y quedar lejos de los estándares de calidad de las primeras entregas. Aún así, sabrá satisfacer a los aficionados de siempre, con todos los elementos propios incluidos en él y puede ser un buen comienzo para los que desconozcan la saga.