Lanzado al mercado en nuestro país a finales de noviembre del pasado año 2008 y distribuido por Proein, NINJATOWN es uno de esos títulos que, pese a no inventar la rueda, consigue aportar un soplo de aire fresco y novedoso en el catálogo de la consola para el que es editado. En este caso, la pequeña de doble pantalla de Nintendo recibió en exclusiva este juego, que precisamente le sienta como un guante al aprovechar ambos enfoques de juego, el control táctil y presentar un planteamiento muy adecuado para una portátil. Sin embargo, no adelantemos acontecimientos... acompáñame a visitar el pueblo de los ninjas en este análisis.
Lo bueno, si sencillo, dos veces bueno
La primera reacción más probable en el caso de que decidas darle una oportunidad a NINJATOWN es pensar que los chicos que lo desarrollaron se han vuelto completamente locos. "¿Unos gráficos dignos de la época de los 16 bits?" es posible que pienses. Pues sí, por donde primero sorprende este título es por los ojos. El juego que hoy nos ocupa parece que acaba de salir de una máquina del tiempo con una fecha cercana a principios de los 90, ni más ni menos. Escenarios en 2D con un colorido digno de los mejores dibujos animados, recorridos por unos "cucos" sprites de una sencillez sólo comparable a lo adorables que acaban siendo. No te culpo si piensas que se trata de un producto desfasado para su tiempo, pero deberías darle una segunda oportunidad.
Ahora los ninjas te empiezan a parecer más "monos", los escenarios un prodigio de minimalismo bañados por unos colores vivos que se ven estupendos y empiezas a comprender que esas torpes animaciones que viste al principio en realidad son justas y necesarias, a la par que fluidas. Toda la sencillez (porque esa es la palabra que mejor define el aspecto gráfico del juego) trabaja en conjunto a favor de un apartado artístico con una marcada personalidad, y tarde o temprano entenderás que esa personalidad es lo que hace diferente a NINJATOWN del resto. En un mundo donde los gráficos complejos y ultra-trabajados suelen ser lo primordial, este título tiene la cara de presentarse simple, pero bonito visualmente. Todo un golpe sobre la mesa y una auténtica declaración de intenciones.
Bueno, ya has encajado el aspecto gráfico y te has repuesto un poco de lo que ha podido ser el shock inicial. Empiezas a jugar, leyendo las primeras líneas de diálogo entre un anciano maestro ninja y su consultor ninja... "¿qué es esta locura?" seguramente pensarás. Tampoco te culpo por pensar que el juego sólo sería diferente en cuanto a su apartado técnico, pero no lo es. Desde luego, no es muy corriente que la historia de un título trate acerca de un poblado de ninjas que lucha por evitar que un tal Sr. Demonio (y que a buen seguro es muy malvado) les robe la sabrosa receta de sus maravillosas galletas ninja. Pues bien, ese es el planteamiento inicial de NINJATOWN. Puedes considerarlo la mayor tontería que has oído en mucho tiempo, pero te aseguro que la trama es una delicia tremendamente hilarante, graciosa a más no poder, entretenida y divertida como la que más, aunque no sea excesivamente compleja y no cuente con pasajes míticos. De nuevo, en la sencillez se basa su éxito, pues te aseguro que el argumento del juego (aunque mera excusa para que podamos disfrutar del apartado jugable) te hará reír unas cuantas veces.
Y tras semejantes desaguisados, llega la hora de hablar de su apartado jugable. NINJATOWN toma el concepto conocido como tower defense (ya aparecido antes en algunos juegos flash y otros títulos de estrategia para portátiles), adaptándolo a sus propias características. A grandes rasgos, el desarrollo del título es el siguiente: cuentas con un escenario más o menos extenso (aunque generalmente no suelen ser muy grandes), que tiene un principio (o varios) y un final (o más). Desde el principio irán apareciendo distintos enemigos (agrupados en grupos de unos cuantos llamados "olas"), que intentarán llegar al final. Tu labor consiste en destruirlos a todos, impidiéndoles que lleguen al fondo del mapeado, pues si un número determinado de ellos lo consiguen, pierdes la partida. A veces, el planteamiento cambia mínimamente, colocando un elemento a proteger (una estatua, unas puertas, etc.) en un punto determinado de la fase. Si los enemigos llegan ahí, lo irán golpeando hasta destruirla, siendo tu tarea evitarlo.
Para lograr tu objetivo, cuentas con tus queridos ninjas. En cada escenario hay un número determinado de casillas libres (y que no se puede ampliar), donde construirás las casas de tus guerreros, siendo ellos, de forma automática y según unos patrones prefijados, los encargados de eliminar a los enemigos. El asunto es que cuentas con un buen puñado de unidades distintas (casi 10 tipos diferentes, que se hacen suficientes para aportar variedad y soluciones a los problemas tácticos que plantean las fases), cada una con sus diferentes atributos en cuanto a fuerza, resistencia, velocidad y alcance, entre otras características. Por supuesto, no puedes construir casas de forma ilimitada, pues deberás atenerte al número de galletas (sí, galletas xD) que tengas, teniendo cada unidad un coste distinto. Cuando destruyas enemigos, conseguirás más galletas para seguir construyendo y así enfrentarte mejor a las hordas invasoras. Además, podrás mejorar tus unidades (con lo que sus atributos aumentarán) o bien construir edificios de apoyo (cafeterías, dojos, etc.), que aumentan alguna característica de los ninjas cercanos.
Todo esto, claro está, para detener a los villanos, tan diferentes unos de otros como tus propios ninjas. Así, a medida que avances en el juego verás distintas clases de enemigos (tantas como clases de ninjas, o más), siendo cada una diferente a las demás: los hay comunes, otros más fuertes y lentos, voladores, muy rápidos... la clave estará en encontrar qué tipo de ninja es el más adecuado para vencer a cada tipo de enemigo, colocándolos en su camino en lugar de otras unidades que pudieran tener desventaja. Pese a que el sistema es simple, se le consigue sacar el jugo apropiado, en base a que la variedad (tanto de unidades propias como de unidades enemigas) es suficiente, aportando la estrategia necesaria para que todo funcione a la perfección. De vez en cuando, aparecerá algún enemigo final (o jefe), más poderoso y peligroso que los normales, haciéndonos poner la carne en el asador en tensos enfrentamientos.
Por si fuera poco con los ninjas, se ha decidido incluir un par más de tretas que el jugador puede utilizar a su favor. Por una parte, contamos con las pegatinas; por otra, con los poderes del anciano maestro ninja (que es a quien se supone que maneja el jugador para dirigir a los ninjas). Las pegatinas se obtienen cuando superas una fase ya avanzado el juego y, colocándolas en un lugar del escenario, aportan ventajas de manera temporal, tales como ralentizar a los enemigos, envenenarlos... saber administrarlas y utilizarlas en las situaciones límite será primordial, dada su escasez. En cuanto a los poderes del anciano, son también variados y pueden servir para echar hacia atrás a los enemigos con viento (soplando a la consola), quemarlos utilizando una poderosa lupa, etc. Cada uno de estos poderes tiene un nivel (1, 2...) y se podrá utilizar cuando la barra de poder (una vara en la parte superior izquierda de la pantalla) se vaya llenando a medida que vayamos eliminando adversarios, con lo que no son ilimitados.
El control de todas estas acciones no es para nada complicado (siguiendo la tónica del juego), aprovechando la pantalla táctil a modo de campo de juego, utilizando el stylus para ir creando las unidades, mejorándolas y demás, como si se tratará de un cursor de ordenador, mientras deplazamos el fragmento de pantalla que vemos con la cruceta. De vez en cuando, se requiere de otras interacciones con la consola, tales como soplar (como ya he dicho antes), para utilizar los poderes. Como no podía ser de otra forma, los controles están bien implementados y responden sin problemas y con precisión, con lo que es una delicia jugar (aunque no incluye opción para zurdos, y eso puede empeorar un poco la experiencia de juego de quienes lo sean). En la pantalla de arriba veremos un mapa del escenario, para controlar a primera vista lo que está pasando en él.
Todos estos elementos que he ido comentando componen una jugabilidad realmente adictiva, que engancha desde la primera partida sin remedio y te mantiene pegado a la consola hasta que acabas el juego. Es sorprendente ver como, a pesar de su sencillez, consigue atraparte y convertirse en un desafío, resultando en una experiencia jugable divertida y magnífica, de las que no abundan en la actualidad. En cuanto a su duración, se compone de más de 30 fases distintas, con una duración aproximada de entre 8 y 12 minutos cada una (ideal para una portátil), aunque varias de ellas se acercan o sobrepasan los 20 minutos de juego. Eso, unido a que tendremos que repetir algunas unas cuantas veces y al hecho de que exista una valoración según como lo hayamos hecho, propicia que la duración sea acertada. Como pega, podríamos decir que no es demasiado rejugable, pues cuando ya conoces como superar una pantalla logrando la valoración máxima, no tiene misterio.
Se cuenta también con un modo multijugador (que no he podido probar). Su dificultad no es demasiado grande, con lo que un jugador experimentado no tendrá problemas para pasarse la mayoría de fases a la primera con la máxima puntuación, aunque hay algunas que se pueden atascar fácilmente. Como último aspecto reseñable, decir que cuenta con un apartado sonoro a buen nivel, con melodías pegadizas y con un toque oriental que las hace únicas, aunque haya pocas en cuanto a cantidad.
Conclusiones
Puntos fuertes:
+Su tremendamente adictiva jugabilidad, que te mantiene pegado a la consola hasta que lo finalizas, dando una experiencia placentera y muy divertida.
+Su marcada personalidad, tanto en los apartados técnicos como en cuanto a historia, personajes... es diferente en muchas cosas a todo lo que puedas haber visto o jugado.
Puntos débiles:
-Que no ofrezca algo más de reto para los jugadores muy experimentados, teniendo en cuenta que es asequible y poco rejugable.
En resumen, NINJATOWN es un juego de notable alto, una de esas piezas distintas que hacen que pases unos ratos muy entretenidos y agradables jugando, a un género normalmente excluyente como lo es la estrategia. Simpatía, sencillez, jugabilidad casi perfecta, carácter propio... hacen de este un título al que merece la pena darle una oportunidad, pues a buen seguro enganchará sin remisión. Quizá no suponga un reto para los jugadores más experimentados, pero regala una experiencia jugable divertidísima. De lo mejor que apareció el año pasado para Nintendo DS, sin duda. Muy recomendado.
Lo bueno, si sencillo, dos veces bueno
La primera reacción más probable en el caso de que decidas darle una oportunidad a NINJATOWN es pensar que los chicos que lo desarrollaron se han vuelto completamente locos. "¿Unos gráficos dignos de la época de los 16 bits?" es posible que pienses. Pues sí, por donde primero sorprende este título es por los ojos. El juego que hoy nos ocupa parece que acaba de salir de una máquina del tiempo con una fecha cercana a principios de los 90, ni más ni menos. Escenarios en 2D con un colorido digno de los mejores dibujos animados, recorridos por unos "cucos" sprites de una sencillez sólo comparable a lo adorables que acaban siendo. No te culpo si piensas que se trata de un producto desfasado para su tiempo, pero deberías darle una segunda oportunidad.
Ahora los ninjas te empiezan a parecer más "monos", los escenarios un prodigio de minimalismo bañados por unos colores vivos que se ven estupendos y empiezas a comprender que esas torpes animaciones que viste al principio en realidad son justas y necesarias, a la par que fluidas. Toda la sencillez (porque esa es la palabra que mejor define el aspecto gráfico del juego) trabaja en conjunto a favor de un apartado artístico con una marcada personalidad, y tarde o temprano entenderás que esa personalidad es lo que hace diferente a NINJATOWN del resto. En un mundo donde los gráficos complejos y ultra-trabajados suelen ser lo primordial, este título tiene la cara de presentarse simple, pero bonito visualmente. Todo un golpe sobre la mesa y una auténtica declaración de intenciones.
Bueno, ya has encajado el aspecto gráfico y te has repuesto un poco de lo que ha podido ser el shock inicial. Empiezas a jugar, leyendo las primeras líneas de diálogo entre un anciano maestro ninja y su consultor ninja... "¿qué es esta locura?" seguramente pensarás. Tampoco te culpo por pensar que el juego sólo sería diferente en cuanto a su apartado técnico, pero no lo es. Desde luego, no es muy corriente que la historia de un título trate acerca de un poblado de ninjas que lucha por evitar que un tal Sr. Demonio (y que a buen seguro es muy malvado) les robe la sabrosa receta de sus maravillosas galletas ninja. Pues bien, ese es el planteamiento inicial de NINJATOWN. Puedes considerarlo la mayor tontería que has oído en mucho tiempo, pero te aseguro que la trama es una delicia tremendamente hilarante, graciosa a más no poder, entretenida y divertida como la que más, aunque no sea excesivamente compleja y no cuente con pasajes míticos. De nuevo, en la sencillez se basa su éxito, pues te aseguro que el argumento del juego (aunque mera excusa para que podamos disfrutar del apartado jugable) te hará reír unas cuantas veces.
Y tras semejantes desaguisados, llega la hora de hablar de su apartado jugable. NINJATOWN toma el concepto conocido como tower defense (ya aparecido antes en algunos juegos flash y otros títulos de estrategia para portátiles), adaptándolo a sus propias características. A grandes rasgos, el desarrollo del título es el siguiente: cuentas con un escenario más o menos extenso (aunque generalmente no suelen ser muy grandes), que tiene un principio (o varios) y un final (o más). Desde el principio irán apareciendo distintos enemigos (agrupados en grupos de unos cuantos llamados "olas"), que intentarán llegar al final. Tu labor consiste en destruirlos a todos, impidiéndoles que lleguen al fondo del mapeado, pues si un número determinado de ellos lo consiguen, pierdes la partida. A veces, el planteamiento cambia mínimamente, colocando un elemento a proteger (una estatua, unas puertas, etc.) en un punto determinado de la fase. Si los enemigos llegan ahí, lo irán golpeando hasta destruirla, siendo tu tarea evitarlo.
Para lograr tu objetivo, cuentas con tus queridos ninjas. En cada escenario hay un número determinado de casillas libres (y que no se puede ampliar), donde construirás las casas de tus guerreros, siendo ellos, de forma automática y según unos patrones prefijados, los encargados de eliminar a los enemigos. El asunto es que cuentas con un buen puñado de unidades distintas (casi 10 tipos diferentes, que se hacen suficientes para aportar variedad y soluciones a los problemas tácticos que plantean las fases), cada una con sus diferentes atributos en cuanto a fuerza, resistencia, velocidad y alcance, entre otras características. Por supuesto, no puedes construir casas de forma ilimitada, pues deberás atenerte al número de galletas (sí, galletas xD) que tengas, teniendo cada unidad un coste distinto. Cuando destruyas enemigos, conseguirás más galletas para seguir construyendo y así enfrentarte mejor a las hordas invasoras. Además, podrás mejorar tus unidades (con lo que sus atributos aumentarán) o bien construir edificios de apoyo (cafeterías, dojos, etc.), que aumentan alguna característica de los ninjas cercanos.
Todo esto, claro está, para detener a los villanos, tan diferentes unos de otros como tus propios ninjas. Así, a medida que avances en el juego verás distintas clases de enemigos (tantas como clases de ninjas, o más), siendo cada una diferente a las demás: los hay comunes, otros más fuertes y lentos, voladores, muy rápidos... la clave estará en encontrar qué tipo de ninja es el más adecuado para vencer a cada tipo de enemigo, colocándolos en su camino en lugar de otras unidades que pudieran tener desventaja. Pese a que el sistema es simple, se le consigue sacar el jugo apropiado, en base a que la variedad (tanto de unidades propias como de unidades enemigas) es suficiente, aportando la estrategia necesaria para que todo funcione a la perfección. De vez en cuando, aparecerá algún enemigo final (o jefe), más poderoso y peligroso que los normales, haciéndonos poner la carne en el asador en tensos enfrentamientos.
Por si fuera poco con los ninjas, se ha decidido incluir un par más de tretas que el jugador puede utilizar a su favor. Por una parte, contamos con las pegatinas; por otra, con los poderes del anciano maestro ninja (que es a quien se supone que maneja el jugador para dirigir a los ninjas). Las pegatinas se obtienen cuando superas una fase ya avanzado el juego y, colocándolas en un lugar del escenario, aportan ventajas de manera temporal, tales como ralentizar a los enemigos, envenenarlos... saber administrarlas y utilizarlas en las situaciones límite será primordial, dada su escasez. En cuanto a los poderes del anciano, son también variados y pueden servir para echar hacia atrás a los enemigos con viento (soplando a la consola), quemarlos utilizando una poderosa lupa, etc. Cada uno de estos poderes tiene un nivel (1, 2...) y se podrá utilizar cuando la barra de poder (una vara en la parte superior izquierda de la pantalla) se vaya llenando a medida que vayamos eliminando adversarios, con lo que no son ilimitados.
El control de todas estas acciones no es para nada complicado (siguiendo la tónica del juego), aprovechando la pantalla táctil a modo de campo de juego, utilizando el stylus para ir creando las unidades, mejorándolas y demás, como si se tratará de un cursor de ordenador, mientras deplazamos el fragmento de pantalla que vemos con la cruceta. De vez en cuando, se requiere de otras interacciones con la consola, tales como soplar (como ya he dicho antes), para utilizar los poderes. Como no podía ser de otra forma, los controles están bien implementados y responden sin problemas y con precisión, con lo que es una delicia jugar (aunque no incluye opción para zurdos, y eso puede empeorar un poco la experiencia de juego de quienes lo sean). En la pantalla de arriba veremos un mapa del escenario, para controlar a primera vista lo que está pasando en él.
Todos estos elementos que he ido comentando componen una jugabilidad realmente adictiva, que engancha desde la primera partida sin remedio y te mantiene pegado a la consola hasta que acabas el juego. Es sorprendente ver como, a pesar de su sencillez, consigue atraparte y convertirse en un desafío, resultando en una experiencia jugable divertida y magnífica, de las que no abundan en la actualidad. En cuanto a su duración, se compone de más de 30 fases distintas, con una duración aproximada de entre 8 y 12 minutos cada una (ideal para una portátil), aunque varias de ellas se acercan o sobrepasan los 20 minutos de juego. Eso, unido a que tendremos que repetir algunas unas cuantas veces y al hecho de que exista una valoración según como lo hayamos hecho, propicia que la duración sea acertada. Como pega, podríamos decir que no es demasiado rejugable, pues cuando ya conoces como superar una pantalla logrando la valoración máxima, no tiene misterio.
Se cuenta también con un modo multijugador (que no he podido probar). Su dificultad no es demasiado grande, con lo que un jugador experimentado no tendrá problemas para pasarse la mayoría de fases a la primera con la máxima puntuación, aunque hay algunas que se pueden atascar fácilmente. Como último aspecto reseñable, decir que cuenta con un apartado sonoro a buen nivel, con melodías pegadizas y con un toque oriental que las hace únicas, aunque haya pocas en cuanto a cantidad.
Conclusiones
Puntos fuertes:
+Su tremendamente adictiva jugabilidad, que te mantiene pegado a la consola hasta que lo finalizas, dando una experiencia placentera y muy divertida.
+Su marcada personalidad, tanto en los apartados técnicos como en cuanto a historia, personajes... es diferente en muchas cosas a todo lo que puedas haber visto o jugado.
Puntos débiles:
-Que no ofrezca algo más de reto para los jugadores muy experimentados, teniendo en cuenta que es asequible y poco rejugable.
En resumen, NINJATOWN es un juego de notable alto, una de esas piezas distintas que hacen que pases unos ratos muy entretenidos y agradables jugando, a un género normalmente excluyente como lo es la estrategia. Simpatía, sencillez, jugabilidad casi perfecta, carácter propio... hacen de este un título al que merece la pena darle una oportunidad, pues a buen seguro enganchará sin remisión. Quizá no suponga un reto para los jugadores más experimentados, pero regala una experiencia jugable divertidísima. De lo mejor que apareció el año pasado para Nintendo DS, sin duda. Muy recomendado.