Del videojuego al cine... ¿un camino imposible?

La semana pasada tomé la decisión firme de escribir esta entrada, a raíz de otra en mi blog personal (Lobo en el Lodo) en la que opinaba sobre la última (hasta la fecha) adaptación de videojuego a película: la deficiente (por no llamarla de otro modo) Max Payne. Ya acudí a mi cine habitual con pocas ganas de ver el film (empujado por un amigo). Sin embargo, me esperaba encontrar algo positivo, o que las críticas que había leído (tanto en páginas del sector de los videojuegos como en páginas de cine) en su contra fueran exageradas... me encontré un largometraje nefasto, del que poco se puede salvar, ya no sólo como mala adaptación de un videojuego (por lo que tengo entendido, pues no he podido jugar mucho a la saga), sino como película en general.

Por las mismas fechas, pude visionar un vídeo de una conocida página web de videojuegos de ámbito internacional en la que se nos presentaba un ránking con las 10 peores adaptaciones al mundo del celuloide en la breve pero intensa historia de nuestro mundillo. Estuve reflexionando por unos instantes y me hice la siguiente pregunta: ¿cómo pueden ser tan malas las películas basadas en los videojuegos? ¿Acaso es tan difícil el camino a seguir? ¿Hay alguna que se salve de la quema? Durante este artículo de opinión (repito, de opinión), intentaré dar respuesta a esas preguntas y a otras que puedan ir surgiendo, teniendo en cuenta que no me baso en datos y números, sino en mis propias experiencias y en las de la mayoría de jugones como nosotros.

Intentemos echar la vista atrás por un momento y hagamos memoria: seguro que nos cuesta encontrar un film basado en un videojuego que nos pareció bueno o, como mínimo, decente. Por supuesto que cada uno tendrá sus propios gustos personales, pero yo sólo he podido ver dos en toda mi vida que me hayan parecido aceptables: Silent Hill y Hitman. En el caso de la obra de Konami, me encontré una película mejor de lo que me esperaba (sin llegar a ser notable), con una primera hora a buen nivel, cargada de elementos representativos del juego (no me olvido de Cabeza de Pirámide, las paredes que parecen vivas, los monstruos de pesadilla, etc.) y que, en resumen, parece sacada de tus primeras experiencias con la primera entrega de la saga (salvando algunas licencias que se tomaron y un poco de fusión con elementos de las siguientes partes). En el caso del asesino 47, me encontré una más que digna película de acción (sin entrar a valorar si está bien adaptada, pues no he podido jugar al juego), que sacia a los que tengan ganas de soltar adrenalina. Aquí se acaban mis experiencias positivas.

En cambio, si me pongo a pensar en malas películas basadas en videojuegos, aparecen nombres y más nombres: Super Mario Bros., Mortal Kombat, Street Fighter, la propia Max Payne, Alone in the Dark, Resident Evil, Doom... y otras tantas que un servidor ha decidido borrar de su memoria. En el caso de la saga Resident Evil, la opinión general es relativa, entre unos que las consideran decentes y otros que las consideran un maltrato al espectador. En las otras no cabe lugar a dudas. Especialmente sangrantes son los casos, para mí, de Super Mario Bros. y Street Fighter, dos lecciones de como NO se debe adaptar una obra maestra de la jugabilidad a la pantalla grande. Veamos qué pasó con ellas:

Super Mario Bros. es algo inexplicable, me podría pasar horas explicando como es la película y posiblemente, al final, me preguntaseis: "¿Es verdad eso? Venga, te has fumado algo antes de escribir la entrada". Los goombas se convirtieron en una especie de bichos de dos metros y pico de alto, con aspecto de armarios empotrados; Bowser era un humano (o un intento de él); Mario y Luigi (si mal no recuerdo) habían nacido de un huevo; el mundo era una especie de dimensión paralela tipo Matrix... un auténtico desastre que poco tenía que ver con el juego. En el caso de Street Fighter... bueno, creo que todo jugón que se precie ha visto ese intento de película. Mal adaptada, donde Ryu y Ken son unos vulgares ladrones, Guile tiene todo el peso de la historia, Sagat... no, prefiero no recordarlo más. Un auténtico despropósito.

Y aquí llegamos a la pregunta inevitable: ¿es que en general no se puede hacer mejor? Estoy seguro de que sí, se puede hacer muchísimo mejor. Entonces... ¿por qué no se hace mejor? Aquí creo que entran en juego varios factores. Por un lado, el dinero, para variar. Sea mala o buena, las productoras y demás entes del mundo cinematográfico saben que muchísima gente irá a ver una película con el nombre de un videojuego famoso. Por suerte o por desgracia, nuestro querido mundillo es un pedazo de pastel demasiado grande como para no babear encima de él. El poco esfuerzo que ponen al hacer una adaptación, va en consonancia con la poca importancia que le suelen conceder las empresas de este sector a la licencia que acaban de ceder, siempre que el cheque que entre en las arcas esté lo suficientemente cargado de ceros. Quitado unas poquitas, las compañías no se preocupan en absoluto de revisar el producto, ni de asesorar a quien hace las películas, nada.

Por otra parte, lo poco o nada que han jugado los encargados de la película (desde el director al actor principal, por ejemplo, pasando por el resto) al juego en cuestión: hace nada, Mark Wahlberg, el conocido actor que da vida a Max Payne, declaraba que en su vida ha probado el juego. Como él, la inmensa mayoría de directores, productores, actores y demás. Así, ¿cómo narices va a ser una adaptación ya no digamos buena, sino fiel? Por suerte, hay honrosas excepciones, poquitas pero las hay (el caso del director de Silent Hill, por ejemplo).

También me llegué a preguntar si los jugones éramos demasiado exigentes con estas adaptaciones, si pedíamos demasiado. La respuesta a la que llegué fue clara: no. Igual que los apasionados a la literatura reclaman buenas adaptaciones (y pese a que hay algunas malas, la mayoría de libros adaptados suelen ser películas, como mínimo, aceptables, obras maestras en otros casos), los jugones estamos en nuestro derecho de pedir unos largometrajes basados en nuestra pasión buenos, fieles al material original y que reflejen nuestros sentimientos y vivencias en el juego.

No quería cerrar este artículo sin destacar la buena adaptación (por norma general) que se suele hacer de videojuegos al anime o la animación 3D: Steet Fighter II The Animated Movie es una auténtica obra maestra, que no debería perderse ningún jugador que se precie, y que refleja un mimo y una dedicación tal que incluso sorprenden. Así mismo, Final Fantasy VII Advent Children podrá gustar más o menos, pero es una obra interesante (no como la primera adaptación que hicieron, que casi hunde a Square en la miseria y en la ruina). En el futuro se asoma Resident Evil Degeneration (corregidme en el título si me equivoco), que tampoco pinta mal. Y así se podrían encontrar muchos casos. Quizá, el motivo sea que las compañías se encargan personalmente de estas producciones o las cuidan mucho más, o que es más facil animar algo que el hecho de que lo representen actores reales, pero es un ejemplo a seguir.

Desde luego, si echamos la vista al horizonte, no nos faltarán adaptaciones de videojuegos al cine: God of War, Prince of Persia, Gears of War, Bioshock... por citar algunas auténticas obras de arte que pasarán a la pantalla grande. Sólo nos queda esperar que las adaptaciones hagan honor a los juegos de los que provienen, y ver si la tendencia habitual cambia algún día...

Por hoy, os dejo, mi más sincero agradecimiento para el que haya llegado aquí. Os invito a todos a participar en los comentarios, dando vuestra opinión sobre el tema que nos ocupa, o bien diciendo que adaptaciones os han parecido buenas y malas, o por qué creéis que la tendencia es negativa... es un tema del que podemos pasarnos horas debatiendo, a ver si conseguimos una buena discusión, sana, entre todos.
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